Colaboración mandada por: activoguanaco@yahoo.comSer gay vas mas allá de la inclinación hacia personas de nuestro mismo sexo, va mas allá de una opción de vida, es tener el don de poder manejar la sensibilidad de ambos sexos. Ser gay es ser hombre en toda la extensión de la palabra, porque significa retos, porque significa lucha, porque somos capaces de cargar a un universo con tal de lograr lo que queremos, porque debemos ser fuertes ante un mundo muy machista y retrógrado. Significa valor para enfrentar un sinnúmero de adversidades debido a que tenemos una opción distinta, pero que no! nos hace ser diferentes.
Ser gay es ser mujer porque así como somos capaces de mostrar rudeza ante un mundo hostil también somos capaces de regalar los mejores momentos de ternura, somos capaces de oír con el corazón y escuchar con el alma. Demostramos lo que sentimos y al hacerlo somos felices.
Ser gay es ser individuos versátiles, es tener poder de adaptación, es poder soñar en toda la gama de colores del arco iris, con cada meta que nos propongamos sin la presión de tener que seguir parámetros sexuales.
Somos hombres y mujeres gay con todo el derecho y el deber de ser felices, somos seres humanos que sentimos, sufrimos y padecemos. La sociedad siempre nos ha encerrado dentro de una supuesta minoría, o sea, que somos un grupito, cosa que actualmente dudo, porque simplemente estoy seguro de que estamos por encima de la media, dentro de las representaciones sociales. Si hay un estrato social en el mundo que ha luchado con todo lo que tiene, que ha pateado calles, que ha alzado su voz en busca de igualdades ha sido la población GLBTT, nos ha costado muchísimo conquistar espacios, pero lo hemos logrado, hemos marcado la pauta y hoy representamos no sólo un potencial como sociedad organizada, sino una fuerza económica a nivel mundial.
Ser gay es ser guerrero porque si en algo nos diferenciamos de la población heterosexual es que desde muy temprana edad inconscientemente comenzamos a luchar contra nosotros mismos debido a presiones sociales o esteriotipos impuestos, que en muchos casos los asumimos pero no entendemos, los sentimos ajenos a nosotros, mas sin embargo los aceptamos y comenzamos a vivir esa vida dejando de lado nuestra esencia, llenos de miedos, llenos de preguntas sin respuesta, de sentimientos encontrados, pero salimos adelante, lloramos en silencio. Nuestra prioridad en esos instantes es evitar el rechazo de los seres que amamos, padres, hermanos, amigos sin darnos cuenta por ignorancia de que ser gay no significa renunciar a cada uno de esos derechos porque simplemente son valores que se endosan al nacer.
Ser gay es vivir el desarrollo personal con una etapa más, una batalla más que ganar que jamás se va a perder, porque es nuestra naturaleza y se impondrá más temprano que tarde, el asunto está en cómo va a suceder. Todos los seres humanos tenemos derecho a ser felices, todos tenemos derecho a lograr el éxito, pero este par de factores no pasa por conquistar los dominios del materialismo, éste es sólo el medio para subsistir, el verdadero éxito en la vida , la felicidad plena sólo se logra cuando se es capaz de amar con intensidad y se es correspondido mas allá del sexo de donde provenga, cuando se es capaz de llenar cada rincón del cuerpo con esa motivación que sólo da el sentirse vivo. Pero ese sentirnos vivos significa entender con absoluta claridad, que no somos diferentes y que cada temor infundado no tiene razón de ser, los grandes arquitectos para el diseño de nuestras vidas somos nosotros mismos, los únicos con la capacidad de tender la alfombra sobre la cual transitarán cada una de esas situaciones que nos toca enfrentar a diario para lograr llegar a ser seres humanos plenos, somos nosotros mismos, muy a pesar de grandes amores consanguíneos a los cuales muchas veces nos aferramos sin darnos cuenta de que no nos serán eternos y que quizás, nos están restando tiempo en nuestra realización personal o simplemente nos sobreprotegen de vivir realidades inevitables. Con esto no quiero decir, nada mas alejado de la realidad, que debamos dejar de rendirle todo el tributo, ni de profesarle el mayor de los respetos, al amor más puro que puede llegar a sentir un corazón como es el calor de hogar, la fidelidad a nuestra sangre y el amor de familia.
Pero una evidencia clara de que debe existir un equilibrio sutil en ese punto es ese instinto básico que llegado el momento despierta en cada uno de esos miembros el deseo de una historia propia, porque esencialmente es la misión de cada quien, con el aval de ser dueños absolutos de sus destinos e ingenieros en el trazado de sus propias vidas, así como nuestros pilares fundamentales un día tomaron las riendas y lucharon porque lo creían, llenos de humildad, cargando un costal de sueños, de metas a sus espaldas, levantándose de cada tropiezo a sabiendas del sinnúmero de sacrificios que ello representaba, lo lograron y hoy, gracias a cada segundo de esos, tú tienes la dicha de leer estas palabras.
La pregunta obligada, entonces, si esos seres que amamos, que son nuestra cátedra, que nos forjaron, de quien aprendimos lo que somos, quienes nos hicieron hombres y mujeres hasta donde pudieron pero siempre incondicionalmente le ganaron un espacio al universo, ¿qué nos impide hacerlo a nosotros? Nadie sobre este planeta tiene el derecho a juzgarnos más que nuestra conciencia. Si Dios o ese ser supremo en el que depositamos nuestra fe no lo hace y somos almas libres, cumplimos con los parámetros básicos como miembros activos de una sociedad ¿Quiénes son? ¿El resto del mundo? ¿bajo la embestidura de que sean para hacerlo?. ¿Quién les otorga ese derecho pleno?; Quién tiene argumentos de poder, validos para justificar la homofobia? Cuando somos tan seres humanos como cada uno de ellos y los únicos responsables de lo que seremos, somos nosotros, los que padeceremos, a quiénes les va a doler. Quienes vamos a pagar las consecuencias de nuestros actos, los que disfrutarán esos momentos sublimes de alegría pero también de amargura, somos nosotros.
Ahora bien, existe una sola causa capaz de hacernos merecedores de cada uno de esos juicios, de hacernos presa del escarnio público y cada uno de nosotros puede renunciar a esa inmunidad, el día que olvidemos nuestros principios, traicionemos nuestra conciencia y dejemos de lado el sentido común. No creo que sea esa la meta.
Ser gay es ser hombres y mujeres libres de ejercer su sexualidad a plenitud sin limitaciones, el hecho de compartir nuestras vidas, nuestra capacidad de amar con personas de nuestro mismo sexo no marca diferencias, no crea reglas especiales para evolucionar. Nuestras metas son las metas de cualquier persona. El amor para nosotros es tan necesario como para cualquiera. Construir el mundo que queremos, como lo queremos y donde lo queremos es nuestra prioridad.
Ser gay debe ser sinónimo de humildad, de solidaridad porque así como luchamos por llegar a sentirnos merecedores de cada una de las cosas que conquistamos, también debemos desarrollar esa disposición para ayudar a los demás en ese camino espinoso que en algún momento atravesamos y en el cual sabes que estar solos cataliza el fracaso. Regálale al universo un pedacito de todas esas cosas maravillosas que llegan a ti, tiende tu mano amiga a todo aquel que pida tu ayuda o que sencillamente tu corazón dicte debes que ayudarlo.
Ser gay es formar parte de la gran familia universal, que se inspira con la belleza natural, que piensa con la magia universal y se expresa con la melodía de un sueño sin final, matizados por una gama de colores que logra un rayo limpio de luz a través de una cristalina gota de agua, un arcoiris.
Hoy después de plasmar un pedacito de lo que significa para mí ser gay, puedo gritarle al mundo que estoy orgulloso de serlo y si en mis manos está poder volver a nacer le rogaría a Dios volver a nacer gay……….. Gracias por leerlo.